jueves, 23 de julio de 2009

La tarea

En la escuela primaria, generalmente dejaba la tarea que mandaban los viernes para última hora del domingo, cuándo no la hacía el lunes por la mañana (ventajas de ir al turno tarde).
Esta vez no esperé tanto, pero cuando leí la lista me desesperé. Con este asunto de las vacaciones de invierno extendidas, le mandaron a Pequeña Lady una serie de actividades del jardín para hacer en casa. Ojo, no son actividades para que la niña se entretenga. Es una especie de "tarea", porque tiene que llevar todos los trabajitos durante la primer semana de clases, en agosto. En realidad, mandaron tarea que la niña no puede hacer sola, porque tiene cuatro años. Y repito, no fue para que no se aburra. Le mandaron todos los trabajitos que, en el jardín, se realizarían en seis semanas de clases. A ver si todavía se atrasa, se olvida cómo se pinta con témpera y repite salita de cuatro.
En realidad, no entiendo el concepto de mandar "tarea" en el jardín. Pequeña Lady se levanta al mediodía, miramos la tele, salimos a andar en bici o a la casa de su primo, jugamos al dominó o al "camino mágico de las princesas" o al Monky Loco, dibujamos, leemos, va a la pileta... Les aseguro que no se aburre. Tiene sus hojas y sus crayones y sus libritos de pintar. No nos hacía falta que nos manden tarea que encima, tiene que llevar la primer semana de agosto. En serio.

Por si no me creen, esto es lo que tenemos que hacer:

-Inventamos una historia con imágenes del Ratón Pérez.
-Armanos un muñeco de nieve con los materiales que tengo en casa.
-Miramos la película del Ratón Pérez y dibujamos lo que más nos gustó.
-Realizamos un rompecabezas de nuestro cuerpo (lo dibujamos adultos y niños) lo recortamos y formamos sobre una hoja o cartón el cuerpo humano.
-Recortamos de revistas los alimentos que nos hacen mal a los dientes.
-Pintamos una imagen del dentista.
-Con un vasito que no usemos, lo decoramos como nos guste y colocamos nuestro cepillo de dientes (los papás le colocan el nombre).
-Con un guante descartable lo inflamos y formamos un títere, lo decoramos y le ponemos un nombre.
-Realizamos una técnica con pasta dental sobre una hoja, la dejamos secar y luego la pintamos con témpera.
-Pintamos o realizamos un collage de "felices vacaciones".
-Dibujamos y pintamos que parte nos gusta más del jardín.
-Armanos una historia (con imágenes de los nenes) sobre el jardín.
-Armamos una lista con todos los elementos que tiene el jardín.
-Pensamos junto a los papis como es nuestra sala y realizamos un plano señalando cada una de sus partes.
-Dibujamos un amigo y contamos porque lo elegimos.
-Le pedimos ayuda a los papás y escribimos una carta al mismo.
-Armamos un títere con material descartable.
-Realizo un cartelito con mi nombre y lo decoro de la manera que mas me gusta para colgarlo en la sala.
-Con ayuda de mi familia armo una maqueta del jardín con los materiales que tenga en casa.
-Realizamos un rompecabezas sobre algún sector del jardín (adultos y niños) lo recortamos y lo pegamos sobre cartón, para luego traerlo al jardín y adivinar de que sector se trata.


Aviso: Los errores de sintaxis y de ortografía NO me pertenecen. Copié la lista tal cual me la dieron. Con y sin acentos, con y sin comas.

¿No será mucho?
Bueno, ahora los dejo. Menos mal que mimarido tiene todavía la regla T del industrial. Me voy a hacer un plano.

martes, 21 de julio de 2009

La silla




Cuando estaba en la secundaria, en las horas libres o antes y después del colegio solíamos juntarnos en la casa de una compañera, Marina. Hacíamos eso por conveniencia (cercanía) y porque era una casa grande. La familia de Marina en una época había estado muy bien económicamente, y tenían toda clase de muebles traídos de viajes y de novedades (¿quién tenía microondas a fines de los '80?). También vivía con su abuela, una señora paquetérrima que era el colmo de la buena educación y el refinamiento. Aunque fuéramos quince en la casa a la hora de la merienda, la señora ponía un mantel digno de un almuerzo de Mirtha Legrand, sacaba vajilla traída de no sé dónde y las galletitas no se comían del paquete, no no, se ponían en una delicada bandeja de metal. Si tomábamos gaseosa, la abuela alcanzaba presta los apoyavasos, no vaya a ser cuestión de arruinar los muebles. Era tan pero tan bien educada y atenta, parecía que exhalaba buenos modales, que no podíamos evitar sentirnos un poco incómodos, parecía que decir "boludo" delante de la señora era equivalente a pegarle una cachetada.
Entre los muebles que tenían en la casa, tenían unas sillas muy parecidas a las de la foto, traídas de algún lugar exótico. La cuestión era que, debido al uso y al paso del tiempo, el lugar para sentarse (hecho de paja) se había empezado a romper.
Haciendo averiguaciones de precios, la Eugenia de Chickoff de Avellaneda se había empezado a hacer mala sangre. Las sillas eran carísimas, por lo tanto el arreglo era carísimo también, y no estaba al alcance de su bolsillo en ese momento.
Creo que la señora averiguó por todos lados dónde reparar, a bajo precio, una silla de ese tipo. Creo que, cuando encontró dónde, no pudo contener su emoción. Imaginen la cara de diez o doce adolescentes cuando entra la abuela, maquillada y vestida como una estrella de cine de los '50, diciendo a los gritos:

"Cerca de la estación, encontré un viejo que me hace la paja por cien australes"

viernes, 17 de julio de 2009

Pelos y señales

En concordancia con el post anterior, sobre el famoso Barbero de Sevilla, se me ocurrió un interrogante.
Primero, debo confesar que soy bastante incauta e ilusa. Con facilidad me creo las cosas que me venden desde la publicidad. Ya aprendí que el shampú "liso extremo" no existe, que en todas las promociones con la tarjeta de crédito te hacen un flor de descuento sobre un flor de aumento (por lo que, gracias a la magia de la matemática, terminás pagando casi lo mismo), que el postrecito light es un asco que de ninguna forma tiene el mismo gusto que el común y engordante y que las marcas de expresión no se van con cremitas.
A pesar de haber aprendido todo eso casi a los golpes, no aprendí. Incauta. ¿Quién fue el creativo que me hizo creer que el uso de un desodorante iba a hacer que la tortura de la depilación fuera menos frecuente? Me lo merezco. Y agradezcamos que es invierno.

martes, 14 de julio de 2009

Este post es falso.

Hace unos días, Viejex publicó un interesante post que me hizo recordar lo mucho que me gusta la filosofía y la lógica. Nunca entendí absolutamente nada de matemática, nada pero nada; por eso siempre me resultó muy curioso por qué la matemática está tan cerca de la filosofía y de la lógica.
En especial, como siempre me interesó todo lo que tiene que ver con el lenguaje y con la formación de palabras (ya pronto postearé algo sobre lengua de señas, es muy interesante cómo se fue construyendo cada seña, no es "dígalo con mímica")siempre me interesaron las paradojas. Es una construcción lógica, la cual pareciera que no tiene respuesta posible.
Probablemente, la paradoja más conocida es la "Paradoja de Russel", también conocida como "Paradoja del Barbero de Sevilla." Si les interesa, busquen en páginas como Scielo o Doxa (probablemente, la bibioteca de filosofía jurídica más completa on line). No busquen en Wikipedia (ni me molesto en linkearlo), porque confunden paradojas, parábolas, silogismos, etc.

La paradoja de Russel es así: "En un pueblo, todos los hombres se afeitan. Algunos lo hacen en su casa, ellos mismos, y otros van al barbero. El barbero es el único que afeita a otros hombres, y lo hace solamente con los hombres que no se afeitan a sí mismos. Entonces: ¿Quién afeita al barbero?".
Si contestamos que él mismo, no se cumple con la parte que dice que "lo hace solamente con quienes no se afeitan a sí mismos", ya que se estaría afeitando él mismo. Si decimos que lo hace otra parsona, no cumple con la parte que dice que "es el único que afeita a otros hombres." Creo que esa paradoja no tiene solución, y es excelente para pasar el tiempo pensando cuando no tenemos otra cosa que hacer.

Sin embargo, la paradoja que siempre me gustó más, por su simpleza, es la que dice "Esta oración es falsa."

martes, 7 de julio de 2009

Pigs



Si a tí no te importase lo que a mí me sucediera,
Y yo no me preocupase por tí
Nos encontraríamos zigzagueando
a través del aburrimiento y el dolor Evitando ocasionalmente nuestras miradas a través de la lluvia. P
reguntándonos a cuál de los cabrones culpar
Y esperando ver cerdos voladores.


¿Cerdos que vuelan? Para mí que todo este asunto de la gripe porcina empezó ahí. ¿Qué hago? ¿Le paso alcohol al disco? ¿Me pongo barbijos en las orejas? ¿Le hacemos un anti doping a Waters?

viernes, 3 de julio de 2009

Plan de estudios

"¿Para qué ir a la escuela de medicina, si tenemos Wi Fi?"
Dr. House


No sé en qué piensan los Ministros de Educación y los rectores de las principales universidades. Elaboran planes de estudios de años, de muchos años, para poder recibirse de médico. Hay que estudiar, encima, muchos años más para poder ser infectólogo. No sé por qué se matan haciendo esos planes de estudio, y por qué los futuros infectólogos se matan estudiando durante años, si parece que ser infectólogo es re fácil. De hecho, desde que está todo este asunto de la gripe, todo el mundo es infectólogo. Así como durante el mundial de fútbol todo el mundo es técnico, y ante un caso policial resonante todo el mundo es abogado penalista; ahora todo el mundo es infectólogo (con especialización en virología). ¿Saben cuánto tuvieron que estudiar los biólogos, bioquímicos y médicos que trabajan en la sección de Virología del Instituto Malbrán -dicho sea de paso, cobran dos mangos con cincuenta-?.
Entonces, por favor, basta. No quiero escuchar más a periodistas diciendo pavadas por televisión. Flaco, sos periodista, no sos especialista en virología ni en salud pública. Basta de teorías sobre cómo se desarrolló el virus, si muta o no muta, si se combina.
¿Saben cuánto hay que estudiar para recibirse de farmacéutico? Bueno, entonces por favor, no digan más recetas caseras para hacer el alcohol en gel.
Y fundamentalmente, no quiero escuchar más a amigos, vecinos, compañeros de trabajo, madres del jardín, dando consejos de virología. Que alcohol en gel, que lavá la ropa con espadol, que limpiá todo con lavandina cada 20 minutos, que usá para rociar la ropa alcohol con una pastilla de alcanfor. Lo único que se logra con el alcohol con alcanfor es que toda la ropa huela como el vic vaporub. Imagínense cómo está Gerardo.
Y ahora los dejo. En la farmacia de acá no se consigue alcohol en gel, ni barbijo. Voy a tener que conseguir.