Mostrando entradas con la etiqueta compañeros. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta compañeros. Mostrar todas las entradas

viernes, 3 de julio de 2009

Plan de estudios

"¿Para qué ir a la escuela de medicina, si tenemos Wi Fi?"
Dr. House


No sé en qué piensan los Ministros de Educación y los rectores de las principales universidades. Elaboran planes de estudios de años, de muchos años, para poder recibirse de médico. Hay que estudiar, encima, muchos años más para poder ser infectólogo. No sé por qué se matan haciendo esos planes de estudio, y por qué los futuros infectólogos se matan estudiando durante años, si parece que ser infectólogo es re fácil. De hecho, desde que está todo este asunto de la gripe, todo el mundo es infectólogo. Así como durante el mundial de fútbol todo el mundo es técnico, y ante un caso policial resonante todo el mundo es abogado penalista; ahora todo el mundo es infectólogo (con especialización en virología). ¿Saben cuánto tuvieron que estudiar los biólogos, bioquímicos y médicos que trabajan en la sección de Virología del Instituto Malbrán -dicho sea de paso, cobran dos mangos con cincuenta-?.
Entonces, por favor, basta. No quiero escuchar más a periodistas diciendo pavadas por televisión. Flaco, sos periodista, no sos especialista en virología ni en salud pública. Basta de teorías sobre cómo se desarrolló el virus, si muta o no muta, si se combina.
¿Saben cuánto hay que estudiar para recibirse de farmacéutico? Bueno, entonces por favor, no digan más recetas caseras para hacer el alcohol en gel.
Y fundamentalmente, no quiero escuchar más a amigos, vecinos, compañeros de trabajo, madres del jardín, dando consejos de virología. Que alcohol en gel, que lavá la ropa con espadol, que limpiá todo con lavandina cada 20 minutos, que usá para rociar la ropa alcohol con una pastilla de alcanfor. Lo único que se logra con el alcohol con alcanfor es que toda la ropa huela como el vic vaporub. Imagínense cómo está Gerardo.
Y ahora los dejo. En la farmacia de acá no se consigue alcohol en gel, ni barbijo. Voy a tener que conseguir.

jueves, 26 de marzo de 2009

La wikipedia viviente

“Pituca cree que es el mejor,
el mejor culo para su sillón.”
El arte del buen comer, Patricio Rey y sus redonditos de ricota.


¿Es posible que un solo ser humano sepa arreglar problemas de computadoras (hardware y software, también de red, qué tanto), de celulares, sepa los ingredientes de todas las comidas, sepa de literatura, política, matemática, química, biología, sepa qué color se va a usar este invierno y dónde queda la liquidación de carteras de Prüne? ¿Es posible que esta misma persona sepa de medicina, de bioquímica, de farmacia, de planificación pública, de ingeniería hídrica, de arquitectura y de cinotecnia? ¿Es posible que la misma persona sepa de teología, de fútbol, de rugby, de tratamientos milagrosos para tener el lacio perfecto y de corte y confección? ¿Puede saber sobre jardinería, atletismo, rock nacional y filosofía tanto como sobre astronomía, horóscopo maya y presidencias del Congo? Yo, particularmente, creo que ello no es posible. Se puede saber “alguito” de todo, pero todo todo sobre todos los temas, solamente lo sabe la wikipedia. Así que estoy completamente convencida de que Gerardo es un chanta.
Gerardo es “todólogo” con post grado en “opinología”. Es muy metido. Quiere siempre estar en todo. Hasta parece que hubiera adquirido la habilidad que tienen los perros, de mover independientemente cada oreja. Mientras con una oreja está conversando con cualquier compañero/ a, parece que moviera la otra para captar una conversación que, a escritorios de distancia, mantienen otras dos personas. Y si cree que sabe sobre el tema, se mete. Todo el tiempo. En todas las conversaciones ajenas. Si alguien dice que el mejor disco de rock de la historia es "Dark side of the moon", él va a salir con datos sobre la fecha de edición y el color de calzones que usó Roger Waters cuando grabaron Time.
Si alguien pregunta directamente a otro algo, contesta él. Ejemplo: "Juan: ¿María, te acordás el interno para pedir que destraben la impresora"; la respuesta de Gerardo puede ser "34521" o "dejá que yo la sé destrabar, en el laburo anterior había una igual a esta" (resultado: pedir reparación urgente, y visita a la tintorería para sacar las manchas de tonner). "Pedro: ¿Ana, qué tenés que hacer a la salida?" Respuesta de Gerardo: "Tiene que ir al dentista y después a ver a la madre" (maldito Gerardo, siempre escuchando conversaciones ajenas)


Ejemplos de conversaciones cuasidiscusiones que ha mantenido Gerardo:

1-
A, contento como perro con dos colas, dice: “Miren qué bueno el celular que me compré, el Noria 200, me salió dos mangos.”
G: “Ah que lindo, pero mirá que los Noria 200 tienen adentro un microchip que fabricaban en Chernobyl
–les ahorro a mis lectores el relato de 30 minutos sobre donde queda Chernobyl, cómo fue la tragedia y si la radiación era alfa o gamma con su correspondiente explicación físico nuclear-, un amigo lo compró y a los dos días se desintegró solito.”

2-
B: “Ayer cociné guiso de lentejas con chorizo colorado, nos tomamos un totín con el gordo y nos fuimos a dormir.”
G (curioso): ¿Totín? ¿Cuál?
B: Mongo Choto.
G: Ah no!! Con el guiso de lentejas con chorizo colorado, se toma solamente vino Pirulo. Porque el vino Mongo Choto se hace con uvas de California con un injerto de uvas de Finlandia
–vuelvo a ahorrar la divagación acerca del sistema político de Finlandia y las chicas de California-, por eso tiene ese sabor como a especias. El mejor es el Pirulo, que se hace con uvas de Salta, se pisa a pata –acá podría agregar algún comentario sobre el pie de atleta, pero lo ahorro- y se añeja en barriles hechos con madera de baobab!

3-
C: ¿Tenés un tampón? Me vino de improviso.
G: ¿No sabés que los tampones se blanquean con lavandina y tienen restos de asbesto y te pueden producir síndrome de shock tóxico? Mejor usá una toallita.


4- Esta juro que es real. Las anteriores las exageré y disfracé un poco (la base está, diría el Bambino) pero esta es real. Destaco que Gerardo no solamente es hombre, sino que también es pelado. Detalle importante para este diálogo que es REAL:

D: Mi cuñada se compró la planchita para el pelo. Está re buena, cuando cobre me voy a comprar una. Me recomendaron la marca Pirulo (y bueno, fabrican vino y planchitas, que se le va a hacer)
G: Lo mejor es el secador de pelo Filip, que libera iones (sí, adivinaron, explicación física y química acerca de los iones) y te deja el pelo más suave y para nada inflado, no vas a parecer Mafalda.

Destaco que todas las conversaciones en las que intervino, lo hizo de metido. Nadie estaba conversando con él.

Estoy profundamente convencida de que Gerardo no sabe un carajo de nada. Pero pone una cara de que sabe todo de todo, y dice las cosas con tanta seguridad y usando palabras tan enrevesadas y ajenas al vocabulario coloquial, que parece que supiera. Y como casi nadie en mi laburo sabe nada de física nuclear ni de vitivinicultura ni de otras cosas que dice, nadie le discute nada. Las pocas veces que le discutimos algo, perdió. Y la de "Dark side of the moon", orgullosamente, la gané. Y no se convenció de que estaba hablando al pedo. E hizo apuestas, que en el fragor de la discusión oficinil, se zanjan con wikipedia. Que, dicho sea de paso, tampoco sabe tanto.


NdelaR: Lo de las carteras de Prüne es una licencia poética, sepan comprender que se avecina mi cumpleaños (guiño, guiño)

martes, 27 de enero de 2009

Tocá madera

Mario está signado por la mala suerte. No es que le pasen cosas graves. Le pasan cosas insignificantes, pero tantas y tan seguido, que nadie puede negar que fue meado por un dinosaurio en celo. Si se pone en la cola más corta del supermercado, va a avanzar rápido (no como al común de nosotros que siempre vemos cómo avanza la fila de al lado), pero cuando llegue fija que la cajera se queda sin cambio, o que tiene que cambiar el papel de la máquina, o que el lector no lee el código de un producto. Si va a hacer algún trámite a la obra social, seguro se cae el sistema. Cuando él va a imprimir, hay que llamar a sistemas para que vengan a destrabar la impresora, porque siempre le toca una hoja casquivana que se engancha mal. El delivery le trae el pedido equivocado. Siempre. No importa si se pidió un tostado de jamón y queso o un pollo a la crema de verdeo. Sin embargo, hacía tiempo que las cosas le estaban saliendo misteriosamente bien. Y se confió. Y organizó una salida para el domingo. La organizó con todo, compró las cosas con anticipación. Preparó el bolso el día antes.
Hace meses que no llueve. El domingo llovió. Poco, una nadita. Pero llovió. Las cuatro gotas locas alcanzaron para que se suspenda el micro que lo iba a llevar a pasar el día al recreo del sindicato.
Mario es tan bueno que me parte el alma cuando le pasan esas cosas.

miércoles, 21 de enero de 2009

Costa Mosquito

Como ya conté, durante mucho tiempo trabajé en un estudio jurídico. La secretaria, Liliana, no era buena. Era buenísima. Súper trabajadora. Voluntariosa. Cumplidora. Un amor. Su único defecto era su habilidad providencial para meter la pata. Preparaba el mejor café de la zona, manejaba la agenda como nadie, anotaba todos los llamados como maníaca, prestaba ropa y zapatos, pero metía la pata siempre. En las épocas en que no había mucho trabajo, nos sentábamos a charlar y tomar mate, y nos divertíamos "sacandole el cuero" a ciertos clientes, especialmente a aquellos molestos. Había uno, Gómez, a quien habíamos bautizado "mosquito", porque era diminuto (chiquitito, no enano, pero petiso, flaquito, con manitos chiquitas y piecitos chiquitos), pero tenía una nariz más que importante. Todo lo que no se había usado para hacerle estatura, manos, espalda, se había usado para hacerle nariz.
Un día, que estaba citado, llega Gómez. Puntual.
La puerta del despacho abierta.
Liliana, con su mejor cara de Melanie Griffith en Secretaria Ejecutiva anuncia:

"Doctora, llegó el señor Mosquito".

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Hechizo del tiempo

Desde siempre, el ser humano ha tratado de manejar el tiempo. Ya sea con invocaciones a los Dioses, con estudios de matemática y física o con un De Lorean, el ser humano quiere viajar en el tiempo, ir y venir, modificarlo. Yo conozco a quienes lo han logrado. Si bien no pudieron viajar en el tiempo, sí lo pueden manejar a su antojo, cambiarlo, modificarlo. Pueden transformar una jornada laboral de siete horas en apenas cuatro, cuando no menos. ¿No me creen? Pasen y vean. Es un procedimiento que combina conocimientos de física, matemática avanzada, negociación laboral y creo que hasta ciencias ocultas.

Paso nº1: La jornada laboral, de acuerdo al estatuto, es de 7 horas de trabajo (6 horas de trabajo con 1 hora en el medio para almorzar). ¡Siete horas! Como es mucho, los magos del tiempo conversan con los delegados gremiales y acuerdan que, si se resta la hora del almuerzo nos quedan 6. Entonces, se acuerda que nadie almuerza fuera del trabajo, nadie se toma la hora, a lo sumo 15 minutos para “refrigerio” y todos felices, los que manejan el tiempo se van a casa una hora antes (o entran una hora después).

Tiempo restante luego del paso nº 1= 6 horas.

Paso nº 2: Si llegan 10 minutos tarde, no pasa nada. Total, nadie se da cuenta. Entonces, hay que llegar 10 minutos tarde (los que logran 15 todos los días realmente son los Harry Potter del tiempo). Los que manejan a su antojo problemas de tren, subte y transportes varios ya son matemáticos avanzados. Ni bien llegan, hay que pasar por el baño, lo que resta otros 10 minutos insumidos en lavado de manos, necesidades y nuevo lavado de manos, incluyendo charla con el compañero de turno que justo estaba haciendo uso del sanitario. Caso femenino, retoque de maquillaje. Claro, pero uno llega y hay que preparar el mate. Viaje hasta la cocina para calentar el agua, llenar el termo, preparar el mate y etc, insume mínimo otros 10 minutos. Con todos los elementos prontos para tomar el mate, hay que prender la PC (si la prenden mientras van al baño o preparan el mate, la cuenta no da, es importante prenderla al final). Como son máquinas medio a pedal, tardan un poco en encender, lo que brinda 5 minutos menos de tiempo.

Tiempo restante = 5 horas 25 minutos.


Paso nº3: Ya ubicados en su escritorio, con el mate listo y la PC encendida, hay que llamar a casa para ver si está todo en orden. Controlar que los nenes se hayan quedado bien en la escuela y que María aún recuerde dónde se guarda la lavandina y la plancha. Ello insume otros 5 minutos. ¡Ay, que maravilla que es Internet! Hay que chequear el correo y leer on line los diarios. Ello restará otros preciosos 20 minutos a nuestra jornada laboral. Claro, porque hay que chequear los mails, pero también reenviar los importantes, como los de nene que necesita un transplante de uña del pie o de la nueva dieta (los desafío a que vean la hora en los mensajes recibidos: casi siempre el que manda esas pavadas lo hace en su horario de trabajo).

Tiempo restante= 5 horas.


Paso nº4: Ahora sí, hay que trabajar. Pero se acerca la hora del almuerzo (sí, se había acordado que se come un refrigerio en la oficina, pero quien aguanta tantas horas con la panza vacía?) y los delivery tardan. Hay que deliberar sobre el delivery. De si pedimos ñoquis a la boloñesa para compartir entre tres, o pollo al oreganato entre dos. Uno de ellos (el que mejor maneja el tiempo) se encargará de tomar los pedidos y de llamar al lugar indicado. Claro que de todas las oficinas de la zona llaman a la misma hora, por lo que dará ocupado y costará comunicarse. Una vez establecida la comunicación, hay que hacerle entender que se quieren dos porciones de canelones a la rosini pero con cinco juegos de cubiertos, más una porción de arroz con pollo sin zanahoria y una sin tomate. Mínimo, en todo el proceso se pierden (o se ganan) 15 minutos.

Tiempo restante: 4 horas, 45 minutos.


Paso nº 5: Luego de trabajar un poco (epa, mucho no, hay que estar atento que en cualquier momento cae el delivery), llega la comida. La discusión diaria: quien paga, que pago yo que tengo que cambiar después me dan, no mejor paga cada quien lo suyo, no mejor dividimos por partes iguales, ah pero yo me quedo sin monedas para el colectivo, etc. Entre sacadas de cuenta, recolección del dinero y espera del vuelto, se pueden ganar unos preciosos 5 minutos de jornada laboral, extendidos habitualmente a 10 en total cuando tomaron mal el pedido y en lugar de empanadas de jamón y queso trajeron de jamón queso y tomate. Al terminar de comer (con charla incluida acerca de la novela de la noche o del partido, o de la liquidación de ropa) en total se fueron 30 minutos de jornada laboral.

Tiempo restante: 4 horas, 15 minutos.

Paso nº 6: Luego de trabajar durante un tiempo prudencial, no queda otra que hacer mate otra vez, 10 minutitos menos! A esta hora es ideal para chequear si los chicos llegaron bien del colegio, si la maestra pidió algo y si María se acuerda (otra vez) dónde se guarda la plancha (5 minutos, mínimo, tal vez haya que hablar con cada uno de los chicos, lo que agrega 5 minutos más).

Tiempo restante: 4 horas.

Paso nº 7: Ahora sí, hora de irse. Luego de pasar 5 minutos por el baño(no vaya a ser cosa que te den ganas por el camino, como a los chicos), te vas 10 minutos antes, total, por 10 minutos quién se va a dar cuenta?

Fin de la fórmula. Tiempo original: 7 horas.
Tiempo de trabajo efectivo aplicando la fórmula: 4 horas, 45 minutos.

Aún se puede hacer rendir más el tiempo, mandando mensajitos de texto indiscriminadamente (en total, 10 minutos por jornada).

¿Ven que hay quiénes lograron manejar el tiempo a su antojo?