martes, 3 de marzo de 2009

División de bienes (y de males)

Al decir del Dr. House, muchas veces la culpa de todo la tienen los médicos, porque no son claros en cuanto a los procedimientos que indican o las preguntas que hacen a sus pacientes, como cuando tuvo que atender a una señora que no se mejoraba del asma, y luego descubrió que era porque utilizaba el inhalador como si fuera perfume, en el cuello. La señora no se mejoraba porque su médico no había sido claro en cuanto a cómo se utiliza el ventolín. Muchas veces también, uno obtiene una respuesta errónea porque formuló equivocadamente la pregunta.
Pero el Dr. House piensa eso porque es médico. Se podría decir también que la culpa de todo la tenemos los abogados, porque a veces hacemos preguntas medio en el aire, o creyendo que nuestro interlocutor sabe a qué nos referimos, y los resultados en esos casos, son cuanto menos chistosos.
Por ejemplo, me acuerdo del caso de Héctor y Ester. Héctor y Ester vinieron al estudio para hacer los trámites del divorcio. No tenían chicos, y estaban de acuerdo en todo (menos en convivir, obvio, pero juntos habían resuelto que la cosa no daba para más y que tenían que liquidar el asunto). Vivían en una casa que había sido de la abuela de Ester.
Héctor y Ester tenían dos trabajos razonablemente bien pagos, y se habían casado en pleno “uno a uno” (de hecho, el divorcio también fue en pleno “uno a uno”). Durante su vida en común, habían acumulado una gran cantidad de cosas, esas cosas que en esa época se compraba la gente con mediano poder adquisitivo. En su casa había tres televisores (sí, para dos personas, uno en el cuarto, uno en el comedor y el otro en la cocina), cada cual con su respectiva videocasetera. Tenían computadora con impresora (en ese momento, para muchos un verdadero lujo), auto, un tiempo compartido y muchas otras cosas medianamente costosas que iban trayendo cuando viajaban. Tenían bonitos sillones, mini esculturas de varias partes del mundo, equipo de música con su correspondiente súper colección de discos, lavavajillas y lavasecarropas automático.
Como ya dije, al estar de acuerdo en lo fundamental (el deseo de divorciarse) y no haber mayores inconvenientes con los bienes más “importantes” (la casa era de la familia de Ester, el auto ya habían arreglado que se vendería y cada quien se llevaría su mitad), había que dejar sentado el destino de los otros bienes que tenían en la casa. Hoy por hoy no parece mucho un lavarropas automático o una cafetera exprés, pero hace doce años atrás eran cosas no tan comunes. Así que una tarde los citamos a los dos en el estudio, para pedirles que se tomen su tiempo, y que nos traigan una lista de las cosas que habían comprado en común, para finalizar el acuerdo.
Cuando les planteamos esto, teníamos en mente que el acuerdo sería “vendemos todo y nos repartimos la plata por partes iguales” o “yo me llevo la computadora, vos quedate con las esculturas de Sudáfrica”.
A la semana siguiente, vinieron los dos. Con un cuaderno tipo Arte prolijamente anotado, con la lista de las cosas a repartir.
La lista empezaba así: “1 palangana de plástico marca Pirulo (lo juro, pusieron la marca), 1 abrelatas, 1 tabla de planchar, 2 asaderas para horno...” etc.
Estoy convencida que no les habíamos llegado a explicar claramente cómo armar la lista. Y Héctor y Ester, pobres, habían estado tres tardes enteras inventariando íntegra su casa.

8 comentarios:

Thotila dijo...

Pero eso no es culpa de la falta de comunicacion entre profesional/cliente(que si existe y le doy toda la razon), eso ya es falta de sentido comun, no se van a pelear por una palangana de $5. Espero que por lo menos no hayan tenido problemas con los cubiertos, esa es facil, 3 cuchillos y 3 tenedores para cada uno. Menos mal que se separaron, si hubieran tenido hijos serian los chicos mas tontos del mundo.

Flori dijo...

Genial esa interpretacion literal. Y para agregar a lo que dijo Thotila, a veces el sentido común es el menos comun de los sentidos

UnTrucoFotografías dijo...

¿Problemas de comunicación? jajaja

Muy bueno xD
En parte me hizo acordar a Jaime, el robot-amigo del super agente 86 xD, que tomaba todo lo que le decían literalmente xD

Elio Puntieri dijo...

Ah, caramba. Excelente anécdota.
Nadie podrá acusarlos de no haber dejado las cosas claras antes de separarse.

El día que me separe, seré capaz de contratar al mejor estudio jurídico con tal de no dejar la escobilla para limpiar el inodoro en manos de la ingrata de mi ex.

saludos.

Bandida dijo...

Puff cuanta verdad....imaginate si hay malos entendidos en el mismo idioma, cuando tenes un marido que no habla espanol, el problema se te multiplica por 1000000...

Ayer le dije que queria comer galletitas pero en vez de decirle "a paquet of biscuit" le dije "a cookie". Entonces en vez de comprar un paquete, me compro un bizcocho!!!

Gran Lady dijo...

Thotila: La cuestión es que, como no se peleaban, y eran el 1% de los divorciados que no pretende cagar al otro, precisamente hicieron esa lista para no cagar al otro, seguro uno de los dos no hubiera dormido si no se hubiera repartido exactamente al 50% todo.

Dire y Kuwo: Es de lo que más hay que cuidarse, siempre, de las interpretaciones literales.

Waitman: Bienvenido a bordo! Y estuve leyendo en su página acerca de una línea de créditos blandos para recién divorciados. Va a tener éxito.

Bandida: ¿y que esperás para postear en tu blog acerca de esas confusiones idiomáticas? Seguro tenés a montones.

El Vasco dijo...

Yo los aplaudo!
Quién no querria divorciarse asi?

Gran Lady dijo...

Vasco: Un lujo tenerlo comentando por acá! Y sí, este caso la verdad que fue uno en un millón.