viernes, 21 de agosto de 2009

Ausencia

Èl era la persona más buena y generosa que conocí. Empezó a trabajar desde muy chico, apenas pudo terminar segundo grado de la escuela primaria. Siempre tuvo trabajos muy sacrificados y duros. Repartió diarios y pan, fue camionero (de los camioneros "de antes", manejaba un camión tanque doble acoplado cuando la dirección hidráulica y los frenos ABS no existían), fue taxista, vendió ojotas por la calle y trabajó en una fábrica de mosaicos. Fue delegado gremial de su fábrica, cuando casi ni existían los derechos de los trabajadores. Muchas veces pasó necesidades (de muy chico, realmente pasó hambre), pero jamás le faltó nada a las personas que lo rodeaban. Me enseñó a prender el fuego y a hacer asados, me llevó a pescar y fue la persona más tierna que conocí con mi hija.
Él era mi abuelo, y se murió hace diez días. Por eso no tengo ganas de nada. Ni de escribir, y aunque siempre leo a todos mis blogs amigos, no se me ocurre casi nada que escribir. Estoy terriblemente triste. Sé que la vida sigue, pero me parte el alma ver a mi abuela sufrir por el hombre que la acompañó durante 60 años de casados y... casi 80 de vida (se conocieron cuando tenían más o menos 5 años, porque eran vecinos). Me queda el recuerdo de sus hermosos ojos azules (que no heredó nadie de su familia) y el orgullo de ser la nieta de Don Héctor.

jueves, 6 de agosto de 2009

Sus majestades satánicas


El próximo domingo es el día del niño. Y es increíble la cantidad de publicidad con la que bombardean a los nenes (y a los papás) principalmente desde los canales de televisión para chicos. Entre las niñas de la edad de Pequeña Lady, hacen furor las Princesas.
Las Princesas (se nombran así, como a un grupo, como decir Los Visitantes o los muchachos peronistas) no son otra cosas que todas las princesas protagonistas de los cuentos de hadas de siempre, pero puestas todas juntas en una mochila, unas zapatillas o unos chocolatines.
Tal vez se les ocurrió esa forma de renovar los cuentos de hadas... no, no creo. Debe haber sido por el merchandising. Admiro profundamente al cráneo que alguna vez, en una reunión en Disney, dijo "y como las ventas están bajando, bla bla bla, por qué no inventamos un nuevo personaje, con los que ya tenemos?" (Si, ustedes pensaron lo mismo que yo, como cuando en Tomy y Daly meten al perro para renovar, o como cuando le cambian el sombrero a la Stacy Malibú).
Y a partir de ahí se relanzaron las películas de siempre (Blancanieves, La Bella Durmiente, etc.), hicieron unas más nuevas, con los cuentos viejos (La Sirenita, La Bella y la Bestia), hicieron segundas y hasta terceras partes ridículas de los cuentos de siempre (desafío a cualquiera a encontrarle sentido a "La Cenicienta 3").
Y lo peor, es que todo eso vino acompañado de productos de princesas, que salen el triple que cualquier otro igual... bah, igual no, igual sin princesas.
Así es que en este día del niño tengo para elegir entre zapatillas de princesas, ludo de las princesas, memotest de las princesas, soga para saltar de las princesas y hasta bombachas y medias de las princesas. Con cada zapatilla de las princesas, se compran dos pares de las otras.
Igual, otro tema también será el por qué a las nenas les gustan tanto esas historias. Una chica que renuncia a lo más preciado que tiene (su voz) para estar con su enamorado (La Sirenita), una chica que tiene que dormir eternamente, hasta encontrar al amor de su vida (La Bella Durmiente), etc.
Hace un tiempo, tenía un libro en el que se explicaban todas esas historias, libro que lamentablemente fue prestado y jamás devuelto.
Por ahora, pese a que me bombardeen con naipes de las princesas y tazas de las princesas y celulares de las princesas, yo entiendo que esto es una república. Y punto.

jueves, 23 de julio de 2009

La tarea

En la escuela primaria, generalmente dejaba la tarea que mandaban los viernes para última hora del domingo, cuándo no la hacía el lunes por la mañana (ventajas de ir al turno tarde).
Esta vez no esperé tanto, pero cuando leí la lista me desesperé. Con este asunto de las vacaciones de invierno extendidas, le mandaron a Pequeña Lady una serie de actividades del jardín para hacer en casa. Ojo, no son actividades para que la niña se entretenga. Es una especie de "tarea", porque tiene que llevar todos los trabajitos durante la primer semana de clases, en agosto. En realidad, mandaron tarea que la niña no puede hacer sola, porque tiene cuatro años. Y repito, no fue para que no se aburra. Le mandaron todos los trabajitos que, en el jardín, se realizarían en seis semanas de clases. A ver si todavía se atrasa, se olvida cómo se pinta con témpera y repite salita de cuatro.
En realidad, no entiendo el concepto de mandar "tarea" en el jardín. Pequeña Lady se levanta al mediodía, miramos la tele, salimos a andar en bici o a la casa de su primo, jugamos al dominó o al "camino mágico de las princesas" o al Monky Loco, dibujamos, leemos, va a la pileta... Les aseguro que no se aburre. Tiene sus hojas y sus crayones y sus libritos de pintar. No nos hacía falta que nos manden tarea que encima, tiene que llevar la primer semana de agosto. En serio.

Por si no me creen, esto es lo que tenemos que hacer:

-Inventamos una historia con imágenes del Ratón Pérez.
-Armanos un muñeco de nieve con los materiales que tengo en casa.
-Miramos la película del Ratón Pérez y dibujamos lo que más nos gustó.
-Realizamos un rompecabezas de nuestro cuerpo (lo dibujamos adultos y niños) lo recortamos y formamos sobre una hoja o cartón el cuerpo humano.
-Recortamos de revistas los alimentos que nos hacen mal a los dientes.
-Pintamos una imagen del dentista.
-Con un vasito que no usemos, lo decoramos como nos guste y colocamos nuestro cepillo de dientes (los papás le colocan el nombre).
-Con un guante descartable lo inflamos y formamos un títere, lo decoramos y le ponemos un nombre.
-Realizamos una técnica con pasta dental sobre una hoja, la dejamos secar y luego la pintamos con témpera.
-Pintamos o realizamos un collage de "felices vacaciones".
-Dibujamos y pintamos que parte nos gusta más del jardín.
-Armanos una historia (con imágenes de los nenes) sobre el jardín.
-Armamos una lista con todos los elementos que tiene el jardín.
-Pensamos junto a los papis como es nuestra sala y realizamos un plano señalando cada una de sus partes.
-Dibujamos un amigo y contamos porque lo elegimos.
-Le pedimos ayuda a los papás y escribimos una carta al mismo.
-Armamos un títere con material descartable.
-Realizo un cartelito con mi nombre y lo decoro de la manera que mas me gusta para colgarlo en la sala.
-Con ayuda de mi familia armo una maqueta del jardín con los materiales que tenga en casa.
-Realizamos un rompecabezas sobre algún sector del jardín (adultos y niños) lo recortamos y lo pegamos sobre cartón, para luego traerlo al jardín y adivinar de que sector se trata.


Aviso: Los errores de sintaxis y de ortografía NO me pertenecen. Copié la lista tal cual me la dieron. Con y sin acentos, con y sin comas.

¿No será mucho?
Bueno, ahora los dejo. Menos mal que mimarido tiene todavía la regla T del industrial. Me voy a hacer un plano.

martes, 21 de julio de 2009

La silla




Cuando estaba en la secundaria, en las horas libres o antes y después del colegio solíamos juntarnos en la casa de una compañera, Marina. Hacíamos eso por conveniencia (cercanía) y porque era una casa grande. La familia de Marina en una época había estado muy bien económicamente, y tenían toda clase de muebles traídos de viajes y de novedades (¿quién tenía microondas a fines de los '80?). También vivía con su abuela, una señora paquetérrima que era el colmo de la buena educación y el refinamiento. Aunque fuéramos quince en la casa a la hora de la merienda, la señora ponía un mantel digno de un almuerzo de Mirtha Legrand, sacaba vajilla traída de no sé dónde y las galletitas no se comían del paquete, no no, se ponían en una delicada bandeja de metal. Si tomábamos gaseosa, la abuela alcanzaba presta los apoyavasos, no vaya a ser cuestión de arruinar los muebles. Era tan pero tan bien educada y atenta, parecía que exhalaba buenos modales, que no podíamos evitar sentirnos un poco incómodos, parecía que decir "boludo" delante de la señora era equivalente a pegarle una cachetada.
Entre los muebles que tenían en la casa, tenían unas sillas muy parecidas a las de la foto, traídas de algún lugar exótico. La cuestión era que, debido al uso y al paso del tiempo, el lugar para sentarse (hecho de paja) se había empezado a romper.
Haciendo averiguaciones de precios, la Eugenia de Chickoff de Avellaneda se había empezado a hacer mala sangre. Las sillas eran carísimas, por lo tanto el arreglo era carísimo también, y no estaba al alcance de su bolsillo en ese momento.
Creo que la señora averiguó por todos lados dónde reparar, a bajo precio, una silla de ese tipo. Creo que, cuando encontró dónde, no pudo contener su emoción. Imaginen la cara de diez o doce adolescentes cuando entra la abuela, maquillada y vestida como una estrella de cine de los '50, diciendo a los gritos:

"Cerca de la estación, encontré un viejo que me hace la paja por cien australes"

viernes, 17 de julio de 2009

Pelos y señales

En concordancia con el post anterior, sobre el famoso Barbero de Sevilla, se me ocurrió un interrogante.
Primero, debo confesar que soy bastante incauta e ilusa. Con facilidad me creo las cosas que me venden desde la publicidad. Ya aprendí que el shampú "liso extremo" no existe, que en todas las promociones con la tarjeta de crédito te hacen un flor de descuento sobre un flor de aumento (por lo que, gracias a la magia de la matemática, terminás pagando casi lo mismo), que el postrecito light es un asco que de ninguna forma tiene el mismo gusto que el común y engordante y que las marcas de expresión no se van con cremitas.
A pesar de haber aprendido todo eso casi a los golpes, no aprendí. Incauta. ¿Quién fue el creativo que me hizo creer que el uso de un desodorante iba a hacer que la tortura de la depilación fuera menos frecuente? Me lo merezco. Y agradezcamos que es invierno.

martes, 14 de julio de 2009

Este post es falso.

Hace unos días, Viejex publicó un interesante post que me hizo recordar lo mucho que me gusta la filosofía y la lógica. Nunca entendí absolutamente nada de matemática, nada pero nada; por eso siempre me resultó muy curioso por qué la matemática está tan cerca de la filosofía y de la lógica.
En especial, como siempre me interesó todo lo que tiene que ver con el lenguaje y con la formación de palabras (ya pronto postearé algo sobre lengua de señas, es muy interesante cómo se fue construyendo cada seña, no es "dígalo con mímica")siempre me interesaron las paradojas. Es una construcción lógica, la cual pareciera que no tiene respuesta posible.
Probablemente, la paradoja más conocida es la "Paradoja de Russel", también conocida como "Paradoja del Barbero de Sevilla." Si les interesa, busquen en páginas como Scielo o Doxa (probablemente, la bibioteca de filosofía jurídica más completa on line). No busquen en Wikipedia (ni me molesto en linkearlo), porque confunden paradojas, parábolas, silogismos, etc.

La paradoja de Russel es así: "En un pueblo, todos los hombres se afeitan. Algunos lo hacen en su casa, ellos mismos, y otros van al barbero. El barbero es el único que afeita a otros hombres, y lo hace solamente con los hombres que no se afeitan a sí mismos. Entonces: ¿Quién afeita al barbero?".
Si contestamos que él mismo, no se cumple con la parte que dice que "lo hace solamente con quienes no se afeitan a sí mismos", ya que se estaría afeitando él mismo. Si decimos que lo hace otra parsona, no cumple con la parte que dice que "es el único que afeita a otros hombres." Creo que esa paradoja no tiene solución, y es excelente para pasar el tiempo pensando cuando no tenemos otra cosa que hacer.

Sin embargo, la paradoja que siempre me gustó más, por su simpleza, es la que dice "Esta oración es falsa."

martes, 7 de julio de 2009

Pigs



Si a tí no te importase lo que a mí me sucediera,
Y yo no me preocupase por tí
Nos encontraríamos zigzagueando
a través del aburrimiento y el dolor Evitando ocasionalmente nuestras miradas a través de la lluvia. P
reguntándonos a cuál de los cabrones culpar
Y esperando ver cerdos voladores.


¿Cerdos que vuelan? Para mí que todo este asunto de la gripe porcina empezó ahí. ¿Qué hago? ¿Le paso alcohol al disco? ¿Me pongo barbijos en las orejas? ¿Le hacemos un anti doping a Waters?

viernes, 3 de julio de 2009

Plan de estudios

"¿Para qué ir a la escuela de medicina, si tenemos Wi Fi?"
Dr. House


No sé en qué piensan los Ministros de Educación y los rectores de las principales universidades. Elaboran planes de estudios de años, de muchos años, para poder recibirse de médico. Hay que estudiar, encima, muchos años más para poder ser infectólogo. No sé por qué se matan haciendo esos planes de estudio, y por qué los futuros infectólogos se matan estudiando durante años, si parece que ser infectólogo es re fácil. De hecho, desde que está todo este asunto de la gripe, todo el mundo es infectólogo. Así como durante el mundial de fútbol todo el mundo es técnico, y ante un caso policial resonante todo el mundo es abogado penalista; ahora todo el mundo es infectólogo (con especialización en virología). ¿Saben cuánto tuvieron que estudiar los biólogos, bioquímicos y médicos que trabajan en la sección de Virología del Instituto Malbrán -dicho sea de paso, cobran dos mangos con cincuenta-?.
Entonces, por favor, basta. No quiero escuchar más a periodistas diciendo pavadas por televisión. Flaco, sos periodista, no sos especialista en virología ni en salud pública. Basta de teorías sobre cómo se desarrolló el virus, si muta o no muta, si se combina.
¿Saben cuánto hay que estudiar para recibirse de farmacéutico? Bueno, entonces por favor, no digan más recetas caseras para hacer el alcohol en gel.
Y fundamentalmente, no quiero escuchar más a amigos, vecinos, compañeros de trabajo, madres del jardín, dando consejos de virología. Que alcohol en gel, que lavá la ropa con espadol, que limpiá todo con lavandina cada 20 minutos, que usá para rociar la ropa alcohol con una pastilla de alcanfor. Lo único que se logra con el alcohol con alcanfor es que toda la ropa huela como el vic vaporub. Imagínense cómo está Gerardo.
Y ahora los dejo. En la farmacia de acá no se consigue alcohol en gel, ni barbijo. Voy a tener que conseguir.

viernes, 26 de junio de 2009

Zurditos




Hace unos días escribí acerca de las supersticiones. Después de semejante revelación, no quise dejar nada librado al azar, por lo que me embarqué en un afán insano de descubrir supersticiones. Y, para mi sorpresa, gran cantidad de supersticiones, creencias populares o como se llamen, están relacionados con la mano izquierda. Descubrí también que en muchos casos no son supersticiones propiamente dichas, sino que son estándares de urbanidad, buena educación y ceremonial. Brindar sosteniendo la copa con la mano izquierda, no solamente trae mala suerte, sino que es de malísima educación. Bajarse de la cama con el pie izquierdo, augura un día de perros. Entrar a un lugar con el pie izquierdo, es lo peor que te puede pasar. Ni hablemos de dar la mano.

Estoy en el horno. Soy zurda. Parafraseando a Sabina, soy zurda, zurdísima. No solamente soy inútil con la mano derecha: puedo llegar a ser peligrosa.
Hasta ahora, por las normas de decoro y civilización, doy la mano derecha, doy vuelta los cubiertos en un restaurante sin hacer escándalo y pará de contar. Uso el reloj en la derecha, porque me cansé de rayarlos y golpearlos cuando trataba de hacer cosas. Sufrí horrores con los pupitres individuales que tienen el apoyabrazos a la derecha. Me compré una tijera para zurdos. Pero igual hay pequeños detalles que los diestros no tienen en cuenta.

¿Vieron las ollas o jarras que vienen con piquito? Están hechas para volcar con el piquito mientras son agarradas con la mano derecha. Ahora salieron unas muy prácticas con el piquito en el medio. No saben las veces que me tiré el jugo encima. ¿Y los abrelatas? ¿y los cuchillitos con serruchito tipo tramontina? ¿trataron de pelar una manzana con ese cuchillo, usando la mano izquierda? El filo queda al revés.

Históricamente, se relacionó a la derecha con Dios y a la izquierda con lo siniestro (de ahí viene lo de “a diestra y siniestra”). Me ahorro comentarios políticos sobre la derecha y Dios. ¿Pero llamarme siniestra? Por ejemplo, se da la mano derecha porque, en la antigüedad, se demostraba así que uno no estaba empuñando un arma. Yo soy buenita, no ando armada. Pero igual soy siniestra.
Casi siempre los zurdos abusamos de los prejuicios. “Los zurdos somos más inteligentes”. A eso le agregaría que, no sé por que cuestión fisiológica, también tenemos más posibilidades de sufrir de esquizofrenia. Siniestra y esquizofrénica, hasta aquí llegué.

También abusamos de personajes famosos supuestamente genios por su zurdera. “Leonardo Da Vinci era zurdo”, “Paul Mc Cartney también”. ¿ Y Marie Curie, Roger Waters, Dalí, Bach, Cortázar, Pasteur, Favaloro? ¿Vendrían a ser las excepciones, los diestros que confirman la regla de la genialidad siniestra?

Por ahora, como dije, ya me adapté con la tijera comprada en el zurdomercado de Flanders. Y hay algo bueno o malo, depende. Cuando damos besos en la mejilla, los zurdos tendemos a hacerlo para el otro lado, con lo cual más de una vez le plantamos un beso en la boca al menos pensado.

Pero no me pidan que brinde con la mano derecha. Corro peligro de tirar la copa y hacer desastre de proporciones. Aunque, en ese caso, gritamos “alegría alegría” y exorcisamos todos los males.

martes, 23 de junio de 2009

La rubia tarada





Allá lejos y hace tiempo, cuando estaba en la escuela primaria, tenía una compañerita con la cual no nos llevábamos del todo bien. En realidad, nos llevábamos bastante mal. Quiso el destino que, en la secundaria, nos encontráramos de nuevo. Ahí, en la secundaria, apareció una Lili reloaded. Se había sacado los lentes, la ortodoncia y se había teñido el pelo. Ya no éramos más dos morochitas peleándonos en el recreo. Ahora era una gordita morocha (yo) y una anoréxica rubiocha. Además, esas ventajas de tener una madre peluquera, la tintura rubia le quedaba perfecta, tan natural que nadie creía que era teñida. Lili era mala, malísima. ¿Alguien vio una película con Lindsay Lohan sobre las "chicas plásticas"? Bueno, el personaje de las chicas plásticas es Lili en persona. Ýa no era mala, digamos. Era cruel. Y si, como yo, eras gordita, morocha, virgen y llena de granos, te puedo garantizar que Lili podía hacer de tu secundaria una pesadilla.

Siempre fui bastante cara dura, me encantaba actuar en todos los actos escolares. Hete aquí que en cuarto año, la profesora de Instrucción Cívica (como dato agrego que era estudiante avanzada de Derecho) comenzó a preparar un número, para fin de año, sobre la justicia y qué se yo. Ahí me anoté yo, en primer lugar, para representar el codiciado papel de Justicia.

Respuesta de la profesora de Cívica: "Ah, no. El papel de la Justicia ya lo tiene Lili. Todo el mundo sabe que la Justicia es rubia."

Y hoy por hoy, esa profesora ya es colega. Así anda la justicia, porque hay gente que cree que es rubia. Y eso creo que de alguna forma me traumó. A lo largo de los años, tuve el pelo de todos colores. Caoba, anaranjado, negro, chocolate, pero nunca de los nuncas, rubio. Tal vez como rubia sería más feliz.


*La escultura que ilustra el post es "La justicia", de Rogelio Yrurtia. Está en el hall central del Palacio de Tribunales, Talcahuano 550. Es una copia. El original está en un cementerio, sobre la tumba de un conocido abogado. Como dijo Alejandro Carrió "la justicia de tribunales es una copia, la verdadera está en el cementerio."

miércoles, 17 de junio de 2009

Homework




Hace un montón de tiempo que tenía trabajo atrasado. Muy atrasado. Eran una pila de trámites sencillos que tenía que finiquitar. Sobre mi escritorio, la pila de papeles me miraba, prepotente. Iba creciendo, como los chicos que toman Danonino. Una vez me atacó y todo, se cayó sobre mi teclado, mientras yo, completamente impotente, sólo atiné a volver a apilarla. Y estaba más alta que antes de caerse.

Durante varios días, por una serie de inconvenientes, no fui a trabajar a la oficina (recuerden que estaba haciendo de madre enfermera). Un día me puse a pensar en mi pila de papeles que, por una cosa o por otra, nunca había podido liquidar. Siempre había algo más importante que hacer. Siempre sonaba el teléfono, salvándome del tedio de leer quichicientas fojas, en su mayoría hechas de fotocopias ininteligibles. Extrañé mi pila. Me la traje a casa.

En mi interior, sabía que la había traído a casa solamente para sacarla a pasear un rato, a que tome aire, a que sienta el peligro de ser comida por un perro o pegoteada con mermelada. Supuse que, el martes siguiente, me reintegraría a trabajar con mi pila intacta. Más alta, a lo mejor.

Pero no. En una hora de viernes, y dos horas sacrificadas al sábado, terminé. Todo. A mi manera. No en la oficina. En mi casa, en pantuflas de peluche, tomando mate y mirando capítulos viejos de "Dr. House" y de "La Ley y el Orden."

¿Alguien podría explicarme cómo pude, en tres miserables horas, con las patas arriba de la mesa, terminar lo que me torturaba hacía meses? Y ya que estamos... ¿algún voluntarioso podría explicarle a mi jefe que trabajo mejor en mi casa?

miércoles, 10 de junio de 2009

La buena suerte



Exención de responsabilidad: Si usted es muy supersticioso, siga leyendo bajo su exclusiva responsabilidad.

No soy una persona muy supersticiosa. De todas formas, no sé si será por algo del inconsciente colectivo o la influencia de mis tías y abuelas, trato de no pasar por debajo de una escalera , tiro un poquito para atrás si se me cae la sal y a menos que sea absolutamente indispensable, no abro un paraguas bajo techo, y demás cosas que, creo, la mayoría hacemos. Más allá de que resulte evidente que la ruptura de un espejo no puede traer 7 años de mala suerte (solamente la mala suerte de tener que comprar otro), y que racionalmente sepa que lo peor que puede pasar si camino debajo de una escalera es tirar al pobre tipo que está arriba (me ha pasado, cuándo estábamos pintando la casa), se ve que en algún lugar de mi subconciente (o inconciente, que más da) hay ciertas cosas asociadas con la mala suerte.

Lo que de ninguna manera sabía, es que hacer, no hacer, tener o no tener ciertas cosas, no trae mala suerte per se, sino que solamente ocasionan su efecto devastador si lo hacemos a sabiendas del maleficio. Me enteré en el cumpleaños de mi cuñada. Yo había dejado la cartera debajo de la silla, en el piso, y la madre de mi cuñada, solícitamente la colgó en el respaldo. “Trae mala suerte, aleja la plata” sentenció. Yo pensé “¿todavía más?” pero dije tratando de ser amable “uy, no sabía, siempre la dejo en el piso”. La respuesta me dejó pensando lo que estoy escribiendo hoy: “Ahora que sabés, no la dejes más. Si no sabías no hace efecto.”

Semejante explicación psicológico- filosófico-antropológica me dejó turuleca. Es decir, si no sabés que romper un espejo apareja 7 años de mala suerte, rompé espejos a tu antojo. Ni bien sepas, sonaste. Es como si no estuvieras embarazada hasta que el evatest te de positivo. Fumar no te va a hacer daño, hasta que sepas que podés tener como 1000 enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco. Si no sabés lo que es el colesterol, comé mollejas todos los días, algún día vas a leer por casualidad una revista Viva del domingo y sonaste, te van a empezar a hacer mal.
Y como además de no supersticiosa soy masoca, me dediqué a buscar (entre conocidos) cosas que traen mala suerte y que yo desconocía. Ahora no voy a poder dejar más la tijera abierta, ni decir ciertas palabras, y como soy mala; posteo acá abajo una lista, para que sepan.

-Dejar abierta la puerta del placard.
-Poner los zapatos sobre la cama.
-Dejar la cartera abierta (eso no es mala suerte, es ser medio paparulo)
-Barrer de noche.
-Mirarse al espejo con una vela.
-Sentarse arriba de la mesa.
-Cortarse las uñas los días lunes.

Siempre me interesó de dónde vienen esas creencias, porque todas empezaron por algo. Lo de derramar la sal es archi conocido, de la época en que la sal se utilizaba como dinero. Pasar por debajo de una escalera tiene que ver con la Santísima Trinidad, y así... ¿pero de dónde vendrá que trae mala suerte cortarse las uñas un día lunes?¿o dejar el placard abierto? (la última vez que dejé el placar abierto la que tuvo mala suerte fue mi gata, que se metió adentro y no sabía cómo salir).
No digan que no se los avisé.

lunes, 8 de junio de 2009

Juego de niños

Pequeña Lady tiene anginas. Nada grave, pero desde el viernes pasado no va al jardín. No se imaginan qué difícil que es mantener entretenido a un ser humano de cuatro años. Por esta situación se me han ocurrido algunas preguntas, que creo que no tienen respuesta.

1- ¿A quién se le ocurrió vender naipes con figuras de princesas de Disney? Para jugar a la casita robada, todo bien. ¿Pero se imaginan qué ridículo puede ser gritar "quiero vale cuatro" y tirar, en medio de la mesa, un ancho de espada con la figura de La Cenicienta?

2- ¿Cuántas veces por día puede un adulto jugar al Monky loco sin volverse loco también? ¿Eh? Para los que tienen la fortuna de no conocerlo, el "Monky loco" es un juego formado por una especie de palmera de plástico en la que se insertan unos palitos. Dentro del tronco de la palmera (que es hueco) se meten unos simpáticos monitos de plástico (sí, son simpáticos, creo que después del juego nº200 del día uno me habló y todo). Se tira el dado y, de acuerdo al color que sale, se saca el palito del color correspondiente. La gracia está en sacar los palitos sin que se caigan los monitos.




3- ¿Por qué la última vez que tuve fiebre (sólo 37,5ºC) creí que me iba a morir, no me podía levantar de la cama; y la monstruita con más de 39º anda saltando por toda la casa?

4- ¿Por qué siempre me gana cuando jugamos al memotest?

viernes, 5 de junio de 2009

Here I go again

Estuve bastante tiempo sin actualizar esto. En realidad, estuve bastante tiempo sin escribir acá, sin visitar otros sitios, casi sin internet. Tuve un pequeño problema de desorganización. Me costaba hacerme los tiempos necesarios para escribir. Pero este es un espacio que no quiero resignar. Me niego a resignarlo.

Olga está muy bien. Me llama, me cuenta sus visitas médicas, sus achaques. Ahora sí, esto no lo pude sostener. Veremos que pasa.

miércoles, 1 de abril de 2009

Olga

Olga vino a hacer una denuncia en mi trabajo, hace un tiempo. Es una señora muy mayor, muy educada y también muy coqueta. Siempre trae el pelo bien arreglado, se maquilla bien y se nota que se pone lo mejor que tiene para venir a verme. Denunció que al lado de su casa se había inaugurado un restaurante, que no tenía las chimeneas en buen estado, por lo que se le llenaba la casa de humo y de olor a grasa quemada. Luego de un tiempo, el problema se pudo solucionar. Una de las veces que vino, tenía una bolsa grande llena de papeles, que casi se olvida sobre el sillón. Cuando se la alcancé, me agradeció, ya que ahí adentro tenía gran cantidad de análisis y radiografías, que según me dijo tenía que llevarle al médico. Ahí me contó que estaba yendo al médico, como casi toda la gente muy mayor y de buena salud, que van seguido al médico porque pareciera que éstos no pueden creer que la gente vieja no tenga nada. Entonces, le habían indicado un montón de estudios, que ella se iba a hacer por ese “temor reverencial” que le tiene la mayoría de la gente mayor a los médicos, pero estaba segura de que no tenía nada.
A los pocos días, me llamó por teléfono. Me sorprendió, ya que, como ya dije, su problema se había solucionado. No me llamó para plantear ninguna denuncia. Me llamó para contarme que el doctor le había dicho que estaba todo bien, pero que igualmente le tenían que hacer una resonancia. Y me aclaró que me llamó para contarme eso, porque cuando la primera vez (cuando casi se olvida la bolsa) me hizo los comentarios sobre el médico, yo la escuché con atención. Pobre, seguro estaba poniendo la cara que pongo cuando algo me impacienta.
Después de eso, me llamó varias veces, para tenerme al tanto de cómo iba su salud.
Me parte el alma cada vez que me llama, porque está sola. No tiene a nadie a quien contarle sus cosas. Tiene un hijo de casi 60 años, a quien, según sus dichos, “no quiere preocupar porque trabaja mucho y tiene su propia familia.” A veces me darían ganas de llamar a su hijo y decirle que visite de vez en cuando a su madre, pedazo de insensible.
Ahora el 23 de abril Olga tiene turno para hacerse una tomografía (malditas obras sociales, se piensan que una persona de casi 80 años tiene toda la vida para esperar un turno). Si el 24 no me llama para contarme cómo le fue, la llamo yo.

jueves, 26 de marzo de 2009

La wikipedia viviente

“Pituca cree que es el mejor,
el mejor culo para su sillón.”
El arte del buen comer, Patricio Rey y sus redonditos de ricota.


¿Es posible que un solo ser humano sepa arreglar problemas de computadoras (hardware y software, también de red, qué tanto), de celulares, sepa los ingredientes de todas las comidas, sepa de literatura, política, matemática, química, biología, sepa qué color se va a usar este invierno y dónde queda la liquidación de carteras de Prüne? ¿Es posible que esta misma persona sepa de medicina, de bioquímica, de farmacia, de planificación pública, de ingeniería hídrica, de arquitectura y de cinotecnia? ¿Es posible que la misma persona sepa de teología, de fútbol, de rugby, de tratamientos milagrosos para tener el lacio perfecto y de corte y confección? ¿Puede saber sobre jardinería, atletismo, rock nacional y filosofía tanto como sobre astronomía, horóscopo maya y presidencias del Congo? Yo, particularmente, creo que ello no es posible. Se puede saber “alguito” de todo, pero todo todo sobre todos los temas, solamente lo sabe la wikipedia. Así que estoy completamente convencida de que Gerardo es un chanta.
Gerardo es “todólogo” con post grado en “opinología”. Es muy metido. Quiere siempre estar en todo. Hasta parece que hubiera adquirido la habilidad que tienen los perros, de mover independientemente cada oreja. Mientras con una oreja está conversando con cualquier compañero/ a, parece que moviera la otra para captar una conversación que, a escritorios de distancia, mantienen otras dos personas. Y si cree que sabe sobre el tema, se mete. Todo el tiempo. En todas las conversaciones ajenas. Si alguien dice que el mejor disco de rock de la historia es "Dark side of the moon", él va a salir con datos sobre la fecha de edición y el color de calzones que usó Roger Waters cuando grabaron Time.
Si alguien pregunta directamente a otro algo, contesta él. Ejemplo: "Juan: ¿María, te acordás el interno para pedir que destraben la impresora"; la respuesta de Gerardo puede ser "34521" o "dejá que yo la sé destrabar, en el laburo anterior había una igual a esta" (resultado: pedir reparación urgente, y visita a la tintorería para sacar las manchas de tonner). "Pedro: ¿Ana, qué tenés que hacer a la salida?" Respuesta de Gerardo: "Tiene que ir al dentista y después a ver a la madre" (maldito Gerardo, siempre escuchando conversaciones ajenas)


Ejemplos de conversaciones cuasidiscusiones que ha mantenido Gerardo:

1-
A, contento como perro con dos colas, dice: “Miren qué bueno el celular que me compré, el Noria 200, me salió dos mangos.”
G: “Ah que lindo, pero mirá que los Noria 200 tienen adentro un microchip que fabricaban en Chernobyl
–les ahorro a mis lectores el relato de 30 minutos sobre donde queda Chernobyl, cómo fue la tragedia y si la radiación era alfa o gamma con su correspondiente explicación físico nuclear-, un amigo lo compró y a los dos días se desintegró solito.”

2-
B: “Ayer cociné guiso de lentejas con chorizo colorado, nos tomamos un totín con el gordo y nos fuimos a dormir.”
G (curioso): ¿Totín? ¿Cuál?
B: Mongo Choto.
G: Ah no!! Con el guiso de lentejas con chorizo colorado, se toma solamente vino Pirulo. Porque el vino Mongo Choto se hace con uvas de California con un injerto de uvas de Finlandia
–vuelvo a ahorrar la divagación acerca del sistema político de Finlandia y las chicas de California-, por eso tiene ese sabor como a especias. El mejor es el Pirulo, que se hace con uvas de Salta, se pisa a pata –acá podría agregar algún comentario sobre el pie de atleta, pero lo ahorro- y se añeja en barriles hechos con madera de baobab!

3-
C: ¿Tenés un tampón? Me vino de improviso.
G: ¿No sabés que los tampones se blanquean con lavandina y tienen restos de asbesto y te pueden producir síndrome de shock tóxico? Mejor usá una toallita.


4- Esta juro que es real. Las anteriores las exageré y disfracé un poco (la base está, diría el Bambino) pero esta es real. Destaco que Gerardo no solamente es hombre, sino que también es pelado. Detalle importante para este diálogo que es REAL:

D: Mi cuñada se compró la planchita para el pelo. Está re buena, cuando cobre me voy a comprar una. Me recomendaron la marca Pirulo (y bueno, fabrican vino y planchitas, que se le va a hacer)
G: Lo mejor es el secador de pelo Filip, que libera iones (sí, adivinaron, explicación física y química acerca de los iones) y te deja el pelo más suave y para nada inflado, no vas a parecer Mafalda.

Destaco que todas las conversaciones en las que intervino, lo hizo de metido. Nadie estaba conversando con él.

Estoy profundamente convencida de que Gerardo no sabe un carajo de nada. Pero pone una cara de que sabe todo de todo, y dice las cosas con tanta seguridad y usando palabras tan enrevesadas y ajenas al vocabulario coloquial, que parece que supiera. Y como casi nadie en mi laburo sabe nada de física nuclear ni de vitivinicultura ni de otras cosas que dice, nadie le discute nada. Las pocas veces que le discutimos algo, perdió. Y la de "Dark side of the moon", orgullosamente, la gané. Y no se convenció de que estaba hablando al pedo. E hizo apuestas, que en el fragor de la discusión oficinil, se zanjan con wikipedia. Que, dicho sea de paso, tampoco sabe tanto.


NdelaR: Lo de las carteras de Prüne es una licencia poética, sepan comprender que se avecina mi cumpleaños (guiño, guiño)

martes, 24 de marzo de 2009

Todo está guardado en la memoria

domingo, 22 de marzo de 2009

Caja de seguridad

“¿No es increíble que hasta el más duro de los conservadores sea capaz de aceptar el radicalismo de la muerte?”
Franz Kafka, “Parábolas y Paradojas”.

Hace rato que le venía dando vueltas a la idea de escribir algo acerca de la inseguridad, y las declaraciones de varios personajes de la farrándula. Me ganó de mano Ricardo Dios. Tengo una gran admiración y un profundo respeto por él, de quien también tengo el orgullo de decir que lo conocí cuando estaba recién estudiando, y no cambió nada. Tiene una gran claridad de ideas y una gran forma de expresarlas. Aquí les transcribo un mail que mandó acerca de ese tema (el subrayado es mío, son las ideas con las que estoy particularmente de acuerdo):
“Desde este movimiento juvenil que milita y banca el proyecto nacional encabezado por Cristina y Néstor Kirchner, estamos preocupados por el tema de la inseguridad, pero tenemos bien claro que no se resuelve con las recetas baratas de los medios masivos de comunicación ni con las escupidas de los famosos.
El tratamiento de los medios y, en particular, el de los famosos es liviano y sostenido en lugares comunes. Pareciera que cuando hablamos de la seguridad hay una humareda permanente y nadie puede ver más allá. Pero no nos engañemos, ese humo lo produce la desinformación masiva. Los mismos que quieren hacernos creer que el otro gran problema de los argentinos pasa por las retenciones a la soja. Se amplifica el problema de una forma desproporcional con el único objetivo de oponerse al gobierno. Y, encima, no tienen vergüenza para utilizar la palabra institucionalidad inmediatamente después de producir estas maniobras.
El tema de la seguridad así planteado por los medios masivos deja traslucir una clara tendencia política y una actitud desestabilizadora. El año pasado, durante el conflicto con las patronales del campo, parecía que no había delitos en la Argentina. Cuando ese conflicto perdió la fuerza inicial, supuestamente se volvieron a cometer delitos masivamente en nuestro país. Creemos que la discusión sobre la seguridad merece otro tratamiento.
A muchas personas el transcurrir de la vida, y de la política, les resulta tolerable sólo si permanecen en la superficie de sí mismos, con lo cual es natural que se sientan satisfechos obteniendo esa misma superficie de los demás. El que mata tiene que morir. Y ya está.
Es obligación de la juventud argentina, desde su fuerza generacional, dar la batalla del lenguaje, de lo que se dice y lo que no se dice. Hay que recuperar el sentido común. Es nuestra obligación superar la superficie y profundizar las discusiones. No hace falta estar muy formado para entender que en la lógica propuesta (el que mata tiene que morir) la inseguridad crecerá y el caos pasará a ser una realidad certera y no una percepción estimulada por los medios. Y ese caos traerá, como siempre, las mismas víctimas: los más pobres, los vulnerables, los que no tienen voz, los que se mueren en las cárceles.
Nosotros tampoco queremos inseguridad.
No queremos inseguridad en la información. Los medios audiovisuales están en manos de unos pocos, esos pocos convocan a la marcha contra la inseguridad para el mismo día que el gobierno presenta un proyecto de ley que intenta modificar que sigan siendo esos pocos los únicos que hablen en este país.
Hay inseguridad, pero hay varias inseguridades, no se trata de una sola. El reclamo de los sectores gritones está sustentado –en general- en la seguridad de algunos bienes. Pero la seguridad tiene que tener como objetivo la seguridad de los derechos y no debe estar destinada solamente a proteger los intereses de una clase, que –por otra parte- es la que generalmente produce la información. El discurso crea la sensación de que la inseguridad es total cuando en realidad se refiere a los bienes y a los prejuicios o temores de un sector. Lo cierto es que con esa construcción se quiere (y se logra) ocultar que la inseguridad verdadera, y que este gobierno se esfuerza en resolver, es la que sufren principalmente las personas de menores recursos: inseguridad en la salud, en la vivienda, en el trabajo.
En el mismo sentido, vociferar que la mano dura resuelve el delito es una falacia absolutamente comprobada, pero lo más grave de ello es que quien instala ese discurso conoce de esa falacia y sus consecuencias y, justamente, las aprovecha (por ejemplo, a través del negocio de las empresas de seguridad dirigidas por ex represores de la dictadura militar).
Los monopolios repiten, simplifican, manipulan. Con esa práctica producen un daño social de suma gravedad y marcan un camino que pone en peligro la democracia. Es el monopolio que aduce falta de institucionalidad y, al mismo tiempo, cuando en el Congreso se debate por muchas horas se harta, se aburre y bosteza; lo que resulta paradojal porque es ese el lugar institucional de los debates democráticos en donde los representantes del pueblo tienen voz y se expresan por mandato popular. Sin embargo, el discurso monopólico de los medios prefiere a Tinelli, que a más velocidad y respetando los tiempos de la televisión participa de una discusión sin la menor capacidad de reflexión. Y a eso le llaman libertad de expresión.
Nosotros luchamos por recuperar el lenguaje y para que se realicen debates profundos para resolver la problemática de la seguridad de nuestro pueblo. Luchamos por los juicios y no por las venganzas. Luchamos para que se difundan otros discursos, otros relatos. Somos hijos de una generación arrasada por la inseguridad proveniente del terrorismo de Estado; fuimos creciendo en los 90 en la resistencia (en una época que se vendió al país y, entre otras terribles cosas, se dejó sin trabajo a millones de personas) y en esa resistencia sufrimos el palo constante de las fuerzas de seguridad sobre nuestros cuerpos y nuestras ideas, represión que tuvo como máxima expresión el 19 y 20 de diciembre de 2001: eso también era inseguridad. Desde el año 2003 formamos parte de un proyecto colectivo que está transformando al país con menos pobreza, más justicia social, más empleo, independencia judicial y soberanía política. Profundizando todo eso vamos a terminar con la inseguridad. Sabemos cual es el camino. Convocamos a recorrerlo juntos.”

jueves, 12 de marzo de 2009

Quemás tu vida

Y sí. Alguna vez me tenía que pasar. Aunque siempre me ponía excusas. Ya hace rato que venía pensando seriamente dejar de fumar, como dice el Nano. Ya me molestaba el olor en el pelo, en las manos y en la ropa. Ya me harté de tener la boca oliendo como un cenicero, como dice el Indio. Pero Pequeña Lady, desde sus casi cuatro años, me desarmó completamente. Me dejó sin excusas. Me dijo, insistentemente: "mamá, no hay que fumar." "Mamá, hace muy mal y te vas a enfermar y vas a tener que ir al doctor." No supe qué decirle. Así que hoy, 12 de marzo de 2009, siendo aquí las 21 horas, me estoy fumando mi último pucho, mientras posteo esto. No va a ser fácil. Pero ya lo decidí. Y ya traté el método de ir dejando de a poco. No me sirvió. Tal vez a otros le sirva, cada ser humano es diferente y maneja la adicción a su modo. También traté el método de ir fumando, por decir, un pucho cada dos horas. En mi caso, me la pasaba mirando el reloj. Y me mentía a mi misma. Decía: "bueno, esta hora fumo dos, y después no fumo por cuatro." Tendría que tener un día de 150 horas para compensarlo, porque al rato decía lo mismo. Espero, una vez pasado el mal humor, los ataques de hambre y el insomnio, empezar a oler mejor, a tener la piel más limpia y a no agitarme hasta cuando pienso. Deséenme suerte.


martes, 3 de marzo de 2009

División de bienes (y de males)

Al decir del Dr. House, muchas veces la culpa de todo la tienen los médicos, porque no son claros en cuanto a los procedimientos que indican o las preguntas que hacen a sus pacientes, como cuando tuvo que atender a una señora que no se mejoraba del asma, y luego descubrió que era porque utilizaba el inhalador como si fuera perfume, en el cuello. La señora no se mejoraba porque su médico no había sido claro en cuanto a cómo se utiliza el ventolín. Muchas veces también, uno obtiene una respuesta errónea porque formuló equivocadamente la pregunta.
Pero el Dr. House piensa eso porque es médico. Se podría decir también que la culpa de todo la tenemos los abogados, porque a veces hacemos preguntas medio en el aire, o creyendo que nuestro interlocutor sabe a qué nos referimos, y los resultados en esos casos, son cuanto menos chistosos.
Por ejemplo, me acuerdo del caso de Héctor y Ester. Héctor y Ester vinieron al estudio para hacer los trámites del divorcio. No tenían chicos, y estaban de acuerdo en todo (menos en convivir, obvio, pero juntos habían resuelto que la cosa no daba para más y que tenían que liquidar el asunto). Vivían en una casa que había sido de la abuela de Ester.
Héctor y Ester tenían dos trabajos razonablemente bien pagos, y se habían casado en pleno “uno a uno” (de hecho, el divorcio también fue en pleno “uno a uno”). Durante su vida en común, habían acumulado una gran cantidad de cosas, esas cosas que en esa época se compraba la gente con mediano poder adquisitivo. En su casa había tres televisores (sí, para dos personas, uno en el cuarto, uno en el comedor y el otro en la cocina), cada cual con su respectiva videocasetera. Tenían computadora con impresora (en ese momento, para muchos un verdadero lujo), auto, un tiempo compartido y muchas otras cosas medianamente costosas que iban trayendo cuando viajaban. Tenían bonitos sillones, mini esculturas de varias partes del mundo, equipo de música con su correspondiente súper colección de discos, lavavajillas y lavasecarropas automático.
Como ya dije, al estar de acuerdo en lo fundamental (el deseo de divorciarse) y no haber mayores inconvenientes con los bienes más “importantes” (la casa era de la familia de Ester, el auto ya habían arreglado que se vendería y cada quien se llevaría su mitad), había que dejar sentado el destino de los otros bienes que tenían en la casa. Hoy por hoy no parece mucho un lavarropas automático o una cafetera exprés, pero hace doce años atrás eran cosas no tan comunes. Así que una tarde los citamos a los dos en el estudio, para pedirles que se tomen su tiempo, y que nos traigan una lista de las cosas que habían comprado en común, para finalizar el acuerdo.
Cuando les planteamos esto, teníamos en mente que el acuerdo sería “vendemos todo y nos repartimos la plata por partes iguales” o “yo me llevo la computadora, vos quedate con las esculturas de Sudáfrica”.
A la semana siguiente, vinieron los dos. Con un cuaderno tipo Arte prolijamente anotado, con la lista de las cosas a repartir.
La lista empezaba así: “1 palangana de plástico marca Pirulo (lo juro, pusieron la marca), 1 abrelatas, 1 tabla de planchar, 2 asaderas para horno...” etc.
Estoy convencida que no les habíamos llegado a explicar claramente cómo armar la lista. Y Héctor y Ester, pobres, habían estado tres tardes enteras inventariando íntegra su casa.

lunes, 16 de febrero de 2009

De vacaciones

Alguna vez leí (no recuerdo dónde), que empezar un blog es como tirar una botella con un mensaje al mar. Es tener paciencia para escribir siempre aunque los comentarios tarden en llegar. No sé por qué razón, yo tuve suerte. No tengo muchos comentaristas, pero los que tengo son buenos y fieles. Algunos de ellos son quienes me inspiraron a tener un blog. Como muchos, durante un montón de tiempo leía los blog en forma anónima, sin animarme a dejar un comentario. Después de un tiempo, algunos de ustedes, sin saberlo, me inspiraron y me dieron coraje para abrir el mío. Muchas gracias a todos ustedes. Ahora, estoy de vacaciones. Y quiero vacaciones en serio. Sin horarios, sin obligaciones. Quiero vacaciones para hacer lo que no puedo hacer el resto del año, como mirar dibujitos con Pequeña Lady. Así que nos vemos a la vuelta. Cuando regrese, prometo ponerme al día y leer y comentar en toda mi lista de favoritos. Y actualizar ésto.
Muchas gracias, nos leemos.

lunes, 9 de febrero de 2009

Auto- inodoro

Seguro todos conocen los Automac. Son esos lugares dónde, sin bajarte del auto, podés comprar una hamburguesa recocida, un paquete de papas fritas gomosas y una gaseosa aguada; para hacer lindo enchastre adentro del vehículo (merece un post aparte la sensación de cuando veo la hamburguesa, me siento como


Otra de las cosas que tienen esos lugares, es que existe la posibilidad de comprar una cajita con una hamburguesa aún más pequeña y más carbonizada, menos cantidad de papas y una gaseosa tamaño dosis medicinal, pero con un juguete. Esa cajita ejerce una impresionante atracción sobre los niños. Pequeña Lady ve una M dorada, en cualquier lado, y empieza a los gritos reclamando su cajita con su premio (por más que le diga lo que le pasó a Bart Simpson con el mosquito chino)

Situación: Hecha la compra en la primer ventanilla, necesitábamos ir al baño. Como el Automc está en una especie de complejo con estación de servicio y un local de hamburguesas para comer ahí, le pregunto a la empleada (por ese microfonito ridículo que ponen para que no haga falta bajar del auto):

GL: ¿Dónde hay un baño?
Empleada: Dentro del local, te vas a tener que bajar del auto.

¿La empleada pensó que le estaba pidiendo una pelela o una chata? ¿otros autos vienen con baño incorporado? ¿cambio el mío por un modelo full, que tal vez venga con baño? Grandes enigmas que no tenía ganas de resolver a esas horas de la noche.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Mentiroso mentiroso

Más de una vez he escuchado, de alguna amiga o conocida (que generalmente está en semi pareja, en condición de amante con un poco más de derechos) que “Miguel es un amor, no se puede divorciar porque la esposa está muy enferma y no le puede dar un disgusto.” O también el clásico “Con Juan estamos muy enganchados, pero no se puede separar por los chicos, está esperando que crezcan un poco.” Lo que nunca pude tolerar, es el verso “Pedro no se puede divorciar porque la mujer no le da el divorcio, viven juntos pero con la mujer no pasa nada.” ¡Mentira! ¡Avívense chicas!
En nuestro país no existe eso de las películas, de “no te doy el divorcio”. El divorcio no es algo que se da o no se da, sépanlo.
Lo que sí hay es dos formas de hacerlo: por presentación conjunta o de forma contradictoria. Por presentación conjunta, como su nombre lo indica, requiere el acuerdo de ambos cónyuges para transformarse en ex cónyuges (art. 215 del Código Civil). Se trata de un procedimiento generalmente rápido, una especie de trámite judicial. Sólo requiere que hayan pasado al menos tres años desde la celebración del matrimonio.
En cambio, si uno de los dos “no quiere”, se aplica el art. 214 inc. 1) que establece causales de divorcio (injurias graves, adulterio, etc.) y ahí sí hay que hacer un “juicio juicio” con testigos, pruebas y toda la cosa peliculezca. También se puede aplicar el art. 215 del Código Civil, que requiere la separación de hecho por un tiempo mayor de tres años, sin voluntad de volver a unirse (conc. art. 204 del Código Civil).
Es decir, si la esposa de Pedro no le quiere dar el divorcio, Pedro va a cualquier abogado, el que va a invocar en su caso los arts. 214 o 215 y ¡magia! Se divorcia (el tema de cuota alimentaria, tenencia, división de bienes, es otro cantar). Y adivinen qué chicas... si la esposa de Pedro no quiere, con cualquiera de los artículos que cité... ¡pumba! Se divorcia igual.
Así que chicas... la próxima vez que les digan que la mujer no le quiere dar el divorcio... a otro perro con ese hueso.

jueves, 29 de enero de 2009

Otro más!!




Tengo otro premio, gracias a Yiya. Diría que no me lo merezco y qué sé yo, pero es mentira, a todos nos gustan esos mimos!!

Las reglas luego de recibirlo son:

1- enlazar a la persona que nos premia
2- enumerar seis cosas que me hagan felíz
3- hacer constar las reglas
4- elegir a seis personas que continuen el desafío
5- dar aviso a los nominados en sus respectivos blogs.

1- Listo. Por las dudas, y dados mis escasos conocimientos de internet, acá va de nuevo:

Yiya

2- ¿Seis?
* Ver a mi hija crecer sana y feliz.
* El olor del campo.
* La mirada de mis perros.
* Una cerveza bien fría mirando una película con mi medio pomelo.
* Cuando puedo resolver algún problema de alguien en mi trabajo.
* Compartir cosas con mis amigos.

3- Listo, ya las puse arriba.

4- Hace poquito les dí un premio a mis únicos lectores, che! La única que me falta es Acacia por lo cual el premio va directo a Holanda, sin escalas.

martes, 27 de enero de 2009

Tocá madera

Mario está signado por la mala suerte. No es que le pasen cosas graves. Le pasan cosas insignificantes, pero tantas y tan seguido, que nadie puede negar que fue meado por un dinosaurio en celo. Si se pone en la cola más corta del supermercado, va a avanzar rápido (no como al común de nosotros que siempre vemos cómo avanza la fila de al lado), pero cuando llegue fija que la cajera se queda sin cambio, o que tiene que cambiar el papel de la máquina, o que el lector no lee el código de un producto. Si va a hacer algún trámite a la obra social, seguro se cae el sistema. Cuando él va a imprimir, hay que llamar a sistemas para que vengan a destrabar la impresora, porque siempre le toca una hoja casquivana que se engancha mal. El delivery le trae el pedido equivocado. Siempre. No importa si se pidió un tostado de jamón y queso o un pollo a la crema de verdeo. Sin embargo, hacía tiempo que las cosas le estaban saliendo misteriosamente bien. Y se confió. Y organizó una salida para el domingo. La organizó con todo, compró las cosas con anticipación. Preparó el bolso el día antes.
Hace meses que no llueve. El domingo llovió. Poco, una nadita. Pero llovió. Las cuatro gotas locas alcanzaron para que se suspenda el micro que lo iba a llevar a pasar el día al recreo del sindicato.
Mario es tan bueno que me parte el alma cuando le pasan esas cosas.

lunes, 26 de enero de 2009

Premiada



Acacia me premió!!!! Y ahora yo tendría que repartir el premio entre 15 blogueros. No son 15, ya que hace muy poquito que estoy en el mundo de los blogs. De hecho, me costó bastante saber cómo recoger el premio, y ni hablemos de cómo hacer para que aparezca ahí al costadito, tan monono. Tengo 3 especiales a quien entregárselo:

Gula Diaria porque compartimos un vicio. En mi caso no el único.

Bandida porque me hace matar de risa con sus posts, y porque mientras ella está en la playa en Bondi, yo tomo el bondi para ir a la Costanera ;-)

Natalia Alabel porque para escribir lo que escribe, hay que tener pelotas.

Lucrecia porque es yo hace diez años... o yo soy ella dentro de diez años. Y porque fue una de mis primeras comentaristas.

Flor también por ser de mis primeras comentaristas, y porque me encanta leerla.

Me gustaría que fueran más, pero como ya dije, soy virgen en cuanto a la internet.

miércoles, 21 de enero de 2009

Costa Mosquito

Como ya conté, durante mucho tiempo trabajé en un estudio jurídico. La secretaria, Liliana, no era buena. Era buenísima. Súper trabajadora. Voluntariosa. Cumplidora. Un amor. Su único defecto era su habilidad providencial para meter la pata. Preparaba el mejor café de la zona, manejaba la agenda como nadie, anotaba todos los llamados como maníaca, prestaba ropa y zapatos, pero metía la pata siempre. En las épocas en que no había mucho trabajo, nos sentábamos a charlar y tomar mate, y nos divertíamos "sacandole el cuero" a ciertos clientes, especialmente a aquellos molestos. Había uno, Gómez, a quien habíamos bautizado "mosquito", porque era diminuto (chiquitito, no enano, pero petiso, flaquito, con manitos chiquitas y piecitos chiquitos), pero tenía una nariz más que importante. Todo lo que no se había usado para hacerle estatura, manos, espalda, se había usado para hacerle nariz.
Un día, que estaba citado, llega Gómez. Puntual.
La puerta del despacho abierta.
Liliana, con su mejor cara de Melanie Griffith en Secretaria Ejecutiva anuncia:

"Doctora, llegó el señor Mosquito".

lunes, 12 de enero de 2009

Divididos, las pelotas

Acariciando el suelo
todo se acaba de derrumbar
ya no te puedo ver
decime donde estas
ya no te puedo ver
decime donde vas.

mirando al mundo alrededor

diciendo todo es diversión
shine ! shine ! shine ! shine !

y ahora estas pintando
toda tu cara para cambiar
ya no te puedo ver
decime donde estas
ya no te puedo ver
decime donde vas.

mirando al mundo alrededor
diciendo todo es diversión

shine ! shine ! shine ! shine !


Chau alejandro

miércoles, 7 de enero de 2009

Si el Norte fuera el Sur

Desde hace algunos años, el cambio climático no es ninguna novedad. No hay que ser meteorólogo para saber que, por diferentes causas, el clima de nuestro planeta está cambiando. Así, se dan fenómenos meteorológicos extremos. Inundaciones nunca vistas, sequías, frío de perros y calor agobiante. Pueden batirse records de precipitaciones en lugares en los que a duras penas caía una gota por año. Ya no sorprende a nadie una temperatura, en Buenos Aires, de 35º C.
Lo que sí me sorprendió ayer, que excede cualquier pronóstico hecho por un meteorólogo o por un moderno y fatalista Nostradamus, no lo ví en Weather Channel o en Discovery. Lo ví en Warner. Ayer dieron La casa de los espiritus. Ya hace rato leí el libro, que realmente me pareció fascinante. La película la había visto allá lejos y hace tiempo, recuerdo que en su momento me había gustado (aunque me había parecido inferior al libro, como habitualmente pasa).
Estaba ya empezada, digamos ya transcurriendo la segunda mitad, cuando el personaje encarnado por Meryl Streep está por morir (la enganché justo cuando está armando el arbolito de Navidad). Nunca se dice expresamente en qué país transcurre la historia, aunque todos sabemos que es Chile. Si no Chile, podría ubicarse la historia en otro país del hemisferio Sur, más precisamente en América Latina. Eso fue lo que me sorprendió.
Ver nieve en Chile. O en el hemisferio Sur.
En Navidad.
El cambio climático está haciendo estragos.

lunes, 5 de enero de 2009

Honestidad brutal

En el estudio en el que trabajaba allá lejos y hace tiempo, cuando recién empezaba, me tocó asistir a una audiencia en la que deseé que me trague la tierra. El caso era más que fácil: un accidente de tránsito, con culpa más que probada, por lo cual nuestra clienta estaba haciendo el juicio civil solamente como trámite para cobrar la indemnización. Laura, nuestra clienta, era más buena que Lassie. Su único problema era que tenía muchas deudas, muchísimas, deudas de poco dinero cada una pero que sumadas, daban un monto respetable. Le debía a parientes, amigos, al almacenero y largos etc. La habían chocado con el auto, la responsabilidad del otro conductor estaba clara, hacían falta un par de medidas de prueba que se hacen más por ritual que por otra cosa, pero ya estaba. ¿Ya estaba? Nuestra testigo estrella era Mecha. Mecha también era más buena que el pan. Era una "doña Rosa" de barrio, que había visto todo el accidente porque, como siempre, estaba espiando por la ventana para ver qué hacían sus vecinos. Solidaria, ella misma se ofreció como testigo, se interesó varias veces por saber la fecha de la audiencia, hacía lo imposible para ayudar a Laura. Había un pequeño detalle. Mecha era una de las personas a las que Laura les debía dinero. Ni mucho ni poco, pero bastante como para que dudemos de llamarla a declarar.
A todos los testigos se los interroga, previo a declarar, acerca de lo que se conoce como "las generales de la ley". Esto es, si es conocido, amigo, deudor o acreedor de alguna de las partes, y si tiene algún interés particular en el resultado del proceso. En la gran mayoría de los casos, los abogados entrenamos previamente a los testigos, por lo cual casi todos declaran. Los amigos íntimos pasan a ser "conocidos casuales" así como los primos con distinto apellido.
En conocimiento de que Mecha podía (no con mala intención, sino por un exceso de sinceridad) decir que era bastante amiga de Laura, previamente le leímos "las generales de la ley" y le aclaramos que debía decir que conocía a Laura del barrio, que no tenían ningún tipo de relación cercana.
El día de la audiencia, le recordamos los puntos. Estaba impaciente por declarar, se había puesto su mejor ropa y había ido a la peluquería (tema para otro post es cómo reacciona la gente ante citaciones judiciales. Entramos a la audiencia.
El secretario le toma su documento y sus datos personales.

SECRETARIO: ¿Es amiga íntima o tiene enemistad manifiesta con alguna de las partes?
MECHA: No, somos conocidas con Laura del barrio.

SECRETARIO: ¿Es deudor o acreedor de alguna de las partes?
MECHA: No (ahí debería haber sospechado, tal vez no conocía el significado de la palabra acreedor)

Ahí respiré aliviada. El resto de las preguntas, sobre parentezco, no presentaban peligro.

SECRETARIO: ¿Tiene algún interés en el resultado de la causa o simplemente que se haga justicia?
MECHA: Y sí, la verdad que me interesaría que el juicio salga favorable a Laurita, así le pagan y esa mujer, de una vez por todas, me termina de pagar toda la plata que me debe.

SECRETARIO: ¿Qué hacemos, doctora?
YO: Y bueno, la desisto...

Y así fue como Mecha fue en vano a la peluquería, y como yo en tres segundos perdí a mi testigo estrella. Laurita al final ganó el juicio, cobró (sin ayuda de Mecha)y pagó todas sus deudas. Yo empecé a cuestionarme seriamente que el trabajo de litigante no era para mí...